miércoles, 10 de julio de 2013

Transmutación, Sergio G. Ros [opinión de Sisa]

   Os traigo la opinión de Sisa, que se apuntó a la lectura conjunta de Transmutación de Sergio G. Ros y finalmente se ha decidido a mandarme sus impresiones. Mi reseña la podéis ver en este enlace.





   La idea para el argumento de Transmutación era interesante: la posibilidad de adquirir las habilidades y características de otra persona, especialmente si éstas son superiores a la media. Dado que la ciencia no ha conseguido de momento este logro, había que recurrir a lo paranormal, lo inexplicable, y eso está bien. Pero, y quizá sea cosa mía, que no estaba muy atenta o algo, pero no acabo de entender del todo cuál es el mecanismo que permite la transmutación…y eso es fundamental, creo yo*.

   La aparición de un grupo psicópata caníbal tiene su encanto, aunque habría servido para escribir un libro diferente, porque aunque da interés al pasado de Jumba, tampoco acaba de explicarse la relación con el tema principal.

   No conozco la trayectoria del autor, pero considero que le falta algo de rodaje, o al menos, depurar algunos detalles. Para mí, lo más incómodo a la hora de poder disfrutar del libro ha sido la excesiva aportación de detalles que no aportaban gran cosa a la historia. El mejor ejemplo que se me ocurre son los listados de canciones que los personajes escuchaban en la radio…También me sobra la parte en la que Jumba está en ¿Irak?** Hay varias páginas describiendo al grupo, lo que hacen…cuando en realidad lo único que aporta a la historia es que Jumba está entregado a su trabajo, pero que sale corriendo cuando se entera de la situación de Asima.

   Algo tan sencillo como poner unos asteriscos o una línea ayudaría también a la lectura, pues los saltos de un personaje a otro se hacen sin previo aviso, cambiando los tiempos verbales…pero igualmente descoloca y perjudica la fluidez al leer. Lo mismo con las erratas.

   No me creí que un adolescente, del tipo empollón, antes del cambio, y después de haber hecho una tontería como robar un coche con explosivos…no sólo no avise a la policía (una cosa es robar un coche y otra que pueda morir gente) sino que además acuda a una cita con gente  relacionada con los dueños de esos explosivos. Ni que siendo un profesional no cierres el coche. El cura estaría viejo, pero si sabe, sin secreto de confesión de por medio, que tiene al lado al autor de un atentado, lo menos que puede hacer es pegar un grito, digo yo.

   Y los queloides tienen tratamiento, a mí me los trataron…y fue antes del momento del libro, porque en esa época yo no tenía móvil…no desaparece la cicatriz, pero disminuye la hinchazón y se disimula bastante.

   Me habría gustado que se profundizara un poco más en cómo afectó el cambio a los protagonistas… sobre todo a Jumba, que parece que sólo pierde la puntería…que parece que el que recibe las características más destacables sale ganando, pero ¿y el otro?. También me habría gustado más que la adquisición de ese poder físico, aprovechando lo que mantuviese de su personalidad anterior, la hubiese dedicado a otras tareas, o incluso que hubiera seguido estudiando. Que puedas hacer algo no te obliga a hacerlo.

   Terminar diciendo que si bien hay detalles que se pueden mejorar, quiero animar al autor a seguir escribiendo, ya que las ideas eran buenas y la práctica estoy segura que depurará el estilo.

* Espero que la autora de este blog me lo explique si ella lo ha pillado…

**No puedo confirmar el dato, mi libro electrónico está en rehabilitación…

viernes, 5 de julio de 2013

Tengo tu número, Sophie Kinsella

   Soy muy fan de Sophie Kinsella y su serie Loca por las compras, a pesar de lo cual nunca antes había leído una novela autoconclusiva suya, así que cogí Tengo tu número con muchas, muchas, muchas ganas. Y las expectativas se han cumplido. 

   Poppy está a punto de casarse, pero le acaba de pasar algo terrible: ¡ha perdido su anillo de compromiso! Una joya de la familia de su prometido, ella no sabe qué hacer. Por si eso fuera poco, en mitad de la crisis, le roban el teléfono. Sin embargo, para suerte de Poppy, encuentra un teléfono tirado en una papelera, que decidirá quedarse provisionalmente... 

   No quiero decir mucho del argumento porque es muy bonito ir descubriendo lo que va pasando poco a poco. Este libro no sabía ni de qué iba, así que ha sido genial conocer a Poppy y los líos en los que se mete, que no son pocos. Poppy es muy diferente de la otra protagonista de novelas de Sophie Kinsella: Becky, y eso me ha gustado. No tenemos una historia diferente con personajes que podrían ser intercambiables: no. Tenemos una protagonista joven, independiente, que está a punto de casarse, con sus complejillos y problemas, pero con mucho valor y arrojo. Me ha encantado Poppy, parece que no se detiene ante nada, aunque tenga que acosar a los empleados del hotel donde perdió el anillo para encontrarlo. 

  La narración es la típica de este género: primera persona del presente, es Poppy la que nos va contando lo que le va ocurriendo, y tiene momentos en los que llegas a sentir vergüenza ajena de ella... pero en el fondo sabes que tú has hecho cosas igual (o más) de ridículas en algún momento. ¿Quién no ha querido en algún momento que se le tragara la tierra? Por eso me encanta Poppy, me parece muy real. 

   Los otros personajes son estupendos, en especial Sam. A lo largo del libro le vamos conociendo un poquito más, y descubriendo más de él. Me han encantado las compañeras de trabajo de Poppy, la organizadora de bodas que se agobia con cuatro cosas y es la propia Poppy quien organiza todo, los futuros suegros y sus excentricidades... Pero, la que brilla por excelencia es la protagonista. 

   El problema de estos libros es que son bastante predecibles, pero no deja de ser bonito ver cómo llegan a ese final que todos nos imaginamos. 

   En definitiva, una lectura perfecta ahora que ha llegado el calor, para evadirse, para disfrutar, y para cerrar el libro con muy buen rollo al terminar la lectura. 

[Muchas gracias a la editorial por el ejemplar]

miércoles, 3 de julio de 2013

Estoy leyendo #3

   El domingo por la noche me terminé Tengo tu número de Sophie Kinsella, del que pronto tendréis reseña, y el lunes empecé Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, que acabé ayer por la noche. Son dos lecturas muy diferentes, pero que me han gustado mucho, cada una a su manera. 

   Hoy me empiezo Ender el Xenocida, de Orson Scott Card, tercera parte de la saga de Ender. Espero que esté a la altura de los dos anteriores, que me gustaron muchísimo. Comienza así: 

Han Fei-tzu estaba sentado en la posición del loto sobre el desnudo suelo de madera junto al lecho del dolor de su esposa. Un momento antes, tal vez estuviera dormida; no estaba seguro. Pero ahora era consciente del ligero cambio en la respiración de ella, un cambio tan sutil como el viento tras el paso de una mariposa. 

  Es un inicio un tanto extraño, que no dice mucho pero intriga demasiado. ¿Qué le pasa a la esposa de Han Fei-tzu? Deja con muchas ganas de seguir leyendo. 

lunes, 1 de julio de 2013

Transmutación, Sergio G. Ros

   Decidí leer este libro por la impresionante reseña que le hizo mi hermana, porque me fío bastante de sus gustos ya que solemos coincidir. Esta vez no ha sido el caso, y es una pena, porque iba muy predispuesta a que me gustara este libro. 

   Como el argumento es muy extraño, os voy a copiar lo que pone en Amazon

Cuando Daniel Fernández, un joven universitario, siente el impulso de robar un coche, no puede prever que su vida está a punto de cambiar para siempre. Desde el momento del robo, el destino de Daniel quedará ligado al del propietario del vehículo, Jumba Jud, un mercenario congoleño marcado por la barbarie de la guerra a lo largo de medio mundo. Ambos experimentarán cambios imperceptibles que irán yendo a más: verán sus cualidades físicas y psicológicas transmutadas. Y, en medio de esos cambios, emergerá una mujer de rasgos exóticos y ojos profundos llamada Asima, una enigmática albina africana desterrada de su pueblo, ligada a Jumba Jud por un pasado surcado por el horror. 

   Desde luego, ese argumento me hacía tener muchas ganas de leerlo, pero lo que me he encontrado dentro no me ha convencido del todo. El desarrollo de la historia tiene altibajos, incluye partes que no aportan absolutamente nada a la trama y que lo único que hacen es ralentizarla. Los capítulos se van contando desde la perspectiva de Daniel, en primera persona, y desde la de Jumba Jud, en tercera. Generalmente esto no resulta conflictivo, pero algunos capítulos empiezan con diálogos o descripciones, que hacen que hasta que no avances un poco, no sabes con quién estás. Tampoco entiendo muy bien por qué en el principio todo se cuenta en presente y hacia el final, pasa a narrarlo en pasado (y no me refiero a la parte de Maine, que sí tiene sentido que sea en pasado). Me ha descolocado en ese aspecto. 

   Las descripciones y los personajes me han gustado, pero hay cosas muy forzadas, como algunos diálogos o las explicaciones. Es algo que se podría mejorar mucho en la novela, al igual que le vendría estupendamente una corrección intensiva. Me fastidia mucho pagar por un libro y encontrarme erratas y en este libro hay bastantes. Digo erratas, ojo, que no faltas de ortografía. 

   La parte que  me ha encantado del libro, la del Hormiguero, a pesar de que me ha gustado un montón, creo que no aporta gran cosa a la trama, es una parte muy larga y demás, para que luego esté relacionada con todo lo demás en dos aspectos. Es como si toda esa parte fuese un libro distinto (un libro con muchísimo filón, por cierto), que hubieran mezclado con este. 

   Tampoco me ha quedado nada claro en qué consiste la transmutación que da título a la novela, aunque hay una explicación un tanto extraña, es muy ambigua. 

   En definitiva, es una novela que no me ha terminado de convencer, que tiene partes realmente muy buenas y otras no tanto, que cojea en algunos aspectos y que creo que con una revisión a fondo podría mejorar muchísimo. Sergio G. Ros es un autor con muchísimo potencial y desde aquí le animo, a pesar de que esta reseña no sea positiva, a seguir escribiendo, porque así es como va a mejorar esos aspectos que no son tan buenos como otros. 



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